Reflexiones de un hombre libre. Día 16.

Luces de alterne

Hace algunos años, estuve de vacaciones con mis amigos en Oropesa del Mar. Lugar donde reside Marina d’Or, Ciudad de vacaciones.

¿Dígame?

Uno de mis amigos tenía casa allí y, durante una breve temporada, ha sido un oasis para lo que, en mi grupo, denominamos los chavales.

Nosotros mismos, vaya.

No quiero convertir el post de hoy en una sarta de batallitas, pero te voy a trasladar a una noche que estábamos en el balcón de la casa, haciendo nuestras cosas de los chavales.

En el bloque de pisos de enfrente, había una de las casas que siempre estaba iluminada con luz roja y nos generaba bastante curiosidad.

¿Qué estarán haciendo allí?

Parece un puticlub, ¿verdad?

De esto hará más de tres años y aún seguimos sin saber qué narices estaban haciendo en esa casa.

Lo que sí sé es lo siguiente:

Hoy, soy yo el que parece que tengo un club de alterne en mi casa.

Sí, queridos amigos, tengo la casa llena de luces rojas. Pueden ser de otro color, pero las ponemos rojas.

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¿He decidido montar un negocio alternativo ahora que no tengo trabajo?

Sí, pero no es este.

Tenemos luces rojas porque, resulta, que son la hostia. Prepárate que voy:

La luces artificiales que tenemos puestas por todos los lados (en casa, en las farolas, en el trabajo, en el gimnasio…) emiten una longitud de onda parecida a la luz del mediodía. Y la luz del mediodía, es brutal. Sin ponernos aquí ahora muy técnicos, aumenta la energía, la concentración y la capacidad visual.

¿Dónde está la trampa?

Que tu cuerpo se piensa que está en esa franja horaria desde las 7 de la mañana que enciendes la luz para sentarte en el váter, hasta la noche, que la apagas para irte a la cama.

Salvo en algún momento puntual en el que puedas salir a la calle a dar un paseo (siempre pensando en el ciudadano medio de hoy en día), seguramente estés más de 12 horas rodeado de luz artificial.

Y eso al cuerpo, no le mola. No le mola porque le llevamos loco y no es capaz de llevar a cabo todos los procesos que debería a lo largo del día.

Pooooor ejemplo. Pulsar el interruptor de tu casa de buena mañana sin haber visto ni siquiera la luz del sol, comienza a generar un estrés oxidativo en tu sistema nervioso que le viene fatal a tus mitocondrias.

¿Recuerdas lo que son las mitocondrias?

Seguramente alguna profesora con nombre parecido a Mª Eugenia te las haya hecho dibujar en un examen. De hecho, lo más probable es que fotocopiara el dibujo de la maldita mitocondria 200 veces para que señalaras sus partes y en tu examen sólo vieras un contorno borroso.

Bueno, pues para que refresques la memoria, las mitocondrias son las que se encargan de generar energía. Mis compis de gimnasio deberían saber que son las que se encargan de generar ATP.

Pues recibir esta luz fuera de plazo, y durante mucho tiempo, empieza a dañar el ADN de las mitocondrias. Esto las hace más inútiles. Como las hace más inútiles, generan menos energía. Si generan cada vez menos energía, tu cara de culo cada vez será mayor.

Y la dependencia de la cafeína, también.

No me voy a alargar mucho más con las consecuencias de esto, puesto que prefiero ir poco a poco taladrándoos el cerebro. Así que pasamos a la siguiente cuestión.

¿Para qué es la luz roja entonces?

La luz roja cuenta con otro espectro de luz totalmente diferente, más parecido al del atardecer. Este tipo de luz, al contrario que la azul, estimula las mitocondrias y las pone a funcionar a toda pastilla.

Este tipo de luz se usa hasta que amanece y cuando ha anochecido, para dejar que el cuerpo siga con su transcurso sin interrupciones por las luces.

Así pues, queridos, cuando vean una casa con luces rojas mientras pasean por la calle, solamente en un 10% de los casos se estarán practicando actividades para adultos. El resto de las veces, seremos gentecilla como nosotros que cuidan sus mitocondrias.

Solamente para que lo tengas en cuenta, llevamos un mes aplicando esto en casa y la diferencia en el descanso ha sido abismal.

Te lo pongo otra vez por si te pasa desapercibido.

ABISMAL.

Mi señora ha pasado de tardar más de una hora en dormirse y no descansar a pesar de estar 10 horas en la cama a, en prácticamente un día, quedarse frita al momento y levantarse como una lechuga.

Te dejo ahí, para que le des una vuelta.

Nos vemos en la próxima reflexión.

O no.

P.D: también da un toque distintivo para cuando queráis montar una party.

P.D.2: por ahora, va ganando el team pro vino. Pásate por aquí para dejar tu voto

P.D.3: para votar vas a tener que logarte. Está feo, pero más feo está que no te hayas suscrito todavía.

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