Una pregunta tonta puede valer oro

Hay preguntas tontas que, si te atreves a contestarlas, acabas descubriendo un auténtico tesoro.

Hay varios niveles de preguntas tontas. 

Unas te van convirtiendo en padre como, por ejemplo, esa que le dices a alguien de tu casa que se ha vestido y se ha puesto el abrigo: «¿Vas a salir?».

Esas no nos interesan hoy. 

Nos interesan las que te puede dar hasta vergüenza decir en alto. Las típicas que, si las soltabas en alto en clase, alguno se reía de ti. 

Las que cuestionan algo que está consensuado por el grupo o la empresa. 

Esto te sirve desde cualquier posición en la vida pero, si eres la persona que toma las decisiones, podrás además darle un valor exponencial. 

Es habitual encontrar en los sitios costumbres, procesos o procedimientos que, si les preguntas por qué se hacen así a la gente que trabaja ahí, su respuesta es «Siempre se ha hecho así».

«Siempre se ha hecho así.»

Hay que tenerlos muy gordos para aceptar de buenas a primeras esta forma de proceder.

Y no te hablo de cuando llegas nuevo y no quieren gastar tiempo en enseñarte de más. 

Te hablo de cuando tú mismo llevas tiempo y tienes voz y voto para mejorar las cosas y te dejes llevar por la inercia de quien te lo contó una vez o de como lo diseñaste al principio.

Hay una faceta en la vida de un niño que se vuelve especialmente odioso: “La época del por qué”. Puede resultar realmente agotador estar explicando por qué cada cosa es como es cada maldito segundo del día. 

Pero eso condiciona el desarrollo cognitivo del niño de forma exponencial. 

Ese debe ser tu rol, tu forma de actuar de forma recurrente si estás en altos mandos. 

¿Por qué hacemos esto así?

¿No hay forma de hacer esto más rápido?

Si no hacemos esto, ¿no será mejor?

Muchas veces nos preocupamos de descubrir algo brillante y nuevo. De incorporar un nuevo sistema que solucione todos los problemas. 

Y, por lo general, es mucho más fácil, rápido, barato y eficaz ir puliendo lo que ya tienes.

Atrévete a probar esto hoy. Seguro que hay algo en tu trabajo que causa problemas, fallos, retrasos, choques con clientes… 

¿En serio no hay una forma de hacerlo mejor si le impones la ley del por qué?

Nos vemos en la próxima reflexión. 

O no. 

P.D. recalco que esto es una virtud para cualquier persona en cualquier lugar. Ahora estamos hablando de los líderes y es donde me he centrado, pero hasta un limpiador puede mejorar formas de trabajar en su empresa. Lo único a tener en cuenta en ese caso es la forma de comunicarlo.
P.D.2. En ocasiones acabarás obteniendo ideas que son peores a lo que ya tienes. Está bien. No todo lo que te rodea es mejorable…. Por ti en ese momento. Puedes reevaluarlo más adelante.