Un señor haciendo Taichi

Es el ejemplo perfecto de que, aquí, todo vale

Me estoy quedando bastante loco con la playa de Las Palmas.

No es la primera vez que vengo, ni muchísimo menos, pero sí es la primera vez que estoy saliendo a caminar como un anciano sobre las 8 de la mañana.

Qué quieres que te diga, con esto de la luz roja he cogido una rutina de sueño imbatible.

La cosa es que, cuando está amaneciendo, he podido observar la tremenda fauna que se congrega alrededor de la playa. Todo vale, todo es bien acogido en los kilómetros de arena que separan a la isla del mar.

Hay gente corriendo que podría competir en los Juegos Olímpicos y otros que no sé si llegarán vivos al buffet de su hotel.

Hay señores paseando vestidos de deporte y, otros, que parece que ya están listos para cenar y fumarse un puro.

Peña bañándose (os recuerdo que son las ocho de la mañana, eh).

Un solitario haciendo taichi.

Grupos haciendo yoga o chicas haciéndose un book para Instagram.

Hay unos que están pintando y, otros, que se están apretando unos cigarrillos de la risa en un banco tan felices.

Todo vale y todo está bien visto.

Me ha recordado bastante al Parque de Retiro, pero sin recovecos ni separación de temas. Aquí, todo está expuesto y mezclado.

Lo único que no he llegado a ver aquí es un partido de 20 frikis jugando al Quidditch. Pero dadme tiempo.

Qué bonitos son estos sitios donde todo vale.

Si no tienes uno donde poder hacer sin que nadie tu juzgue… hoy es un buen día para buscarlo.

Nos vemos en la próxima reflexión.

O no.