Reflexiones de un hombre libre. Día 12.

Buenos días, corazón.

Hoy, estás radiante.

Sí, es lunes.

Para mí, también. Aunque esté en paro.

Pero estás radiante. Como el sol.

Como un amigo que celebraba sus 40 años este sábado.

Cómo brillaba el cabrón.

¿Vosotros sois de los que adora celebrar su cumpleaños o de los que lo odia?

Yo, indudablemente, soy de los segundos. Pero hoy vengo aquí a proponer algo a la comunidad. A buscar una especie de pacto no escrito que haga, de los cumpleaños, una fu***ng fiesta.

A la gente como yo, que acaba cumpliendo años y no hace ningún tipo de celebración, lo que nos pasa realmente es que nos viene grande la organización. Organizar algo en nombre de uno mismo tiene varias implicaciones que, al final, acaba haciendo que lo pospongas tanto que caiga en el olvido.

Mis amigos siguen esperando celebrar mis 31 desde enero.

La cosa es que, cuando es una tercera persona la que te lo organiza, pues está de puta madre. O cuando soy yo el que tiene que organizárselo a alguien.

Es cierto que no soy especialmente bueno en esto. Contaría con un tercero de apoyo.

Cuando se dan estas organizaciones externalizadas, la gente tiene más libertad de dar su opinión sobre fechas y lugares y, el día de la fiesta, el del cumple encima va como si fuera una reinona. A todo puesto y a disfrutar.

Reinona, como mi colega del sábado.

Así pues, lanzo una propuesta al aire, que seré capaz de llevarla ante el Congreso de los Diputados si prospera: es necesario organizarse para que uno nunca tenga que organizar su cumpleaños. Viajemos del todo a la infancia y que sean otros los que alquilen el parque de bolas y compren las chuches.

A raíz de esto, no quiero dejar pasar una cita histórica en la cultura española, aunque sin ningún nombre al que asociarla.

Era así, ¿no? 😏

Quiero dejar ya por adelantado que, sí. Cada uno es consciente de las compañías que tiene y, evidentemente, queda expuesto a jugarretas de toda índole. Uno no puede pretender tener de compañeros de vida a los integrantes de Jackass y luego querer que su cumpleaños sea una cenita con velas.

Cada uno que se las apañe con su círculo.

Y, con esto, me despido. Porque ya te he dicho que era lunes y bastante tienes ya. Al menos, con esto, empiezas el día con sabor a tarta y el calor de la fiesta.

Nos vemos en la próxima reflexión.

O no.

P.D: el tema regalo pasa a ser opcional. Es mejor invitar al del cumple ese día que caer en la rutina de regalos sin sentido.

P.D.2: un buen regalito sería suscribirte

P.D.3: Doy por hecho que, como siempre, tengo razón. No obstante, te dejo una encuestita guapa para que me dejes tus comentarios libremente.