- El Efecto 1%
- Posts
- Ojito con la resaca
Ojito con la resaca
Vamos con la conclusión que te prometí ayer.
Pero, primero, te pongo el contexto.
Los primeros sorbos de café son siempre de cortesía social.
Hace unos meses dejé el trabajo en el cual había estado 11 años y me estoy buscando la vida por mi cuenta.
Tengo varios proyectos en marcha y, además, en menos de diez días espero contar con una hija en casa.
Está siendo todo una locura, la verdad.
El caso es que hoy, soy dueño de mi tiempo y de mi productividad. Yo decido cómo, cuánto y con qué finalidad trabajo.
Con sus partes buenas y sus partes malas.
Están siendo unos meses donde los aprendizajes están siendo muy heavies sobre cómo soy, qué me viene bien, qué no, cómo rindo mejor y qué cosas son capaces de destrozarme el día.
Pequeños detalles que quedaban camuflados por un horario “fijo”.
Bien, pues resulta que, poco a poco, he ido construyendo una rutina que me viene de lujo y donde soy capaz de ser 10 veces más productivo…
Siempre que no la pervierta.
Ojo al dato.
Como ya sabes, hace poco publiqué un libro llamado Maldita dopamina, donde expongo las consecuencias de una exposición constante a elementos que provocan grandes dosis de dopamina en el cerebro.
Dentro también te cuento diferentes formas de desintoxicación.
Y, hoy, te vengo a contar (de forma breve) un posible nuevo bonus: la reintoxicación.
Resulta que, en esta nueva rutina que se ha ido generando, he dejado reducido al máximo exponente el consumo de todo aquello que me suministre esos picazos de dopamina: RRSS, televisión, alcohol…
Lo que resulta en un tío bastante sanote y, al mismo tiempo, bastante desconectado.
Después de encarrilar las navidades con mi cumpleaños gitano he llegado a la siguiente conclusión: todo pico de dopamina trae consigo varios picos posteriores involuntarios.
Es decir, que si un día estás más cansado o te quieres pegar el lujo de estar una hora en el sofá moneando con el teléfono, irremediablemente vas a consumir más teléfono o cualquier otro elemento dopaminérgico en las horas posteriores.
Al día siguiente de una celebración donde te tomas unos vinitos de más, una de las consecuencias de la resaca es un consumo desmedido de estas fuentes dopaminérgicas: comida basura, televisión, móvil…
Si decides empezar uno de esos minijuegos para cuando estás “meditando”, es posible que te acabes viendo cada vez más tiempo jugando en el baño o abriendo ese juego más veces de las que pretendías.
Cada atracón de dopamina te va a suponer pasar una resaca, sin excepción. Evidentemente, a mayor atracón, mayor duración e intensidad en tu resaca dopaminérgica.
¿Y en qué se traduce esto?
En que te va a costar más levantarte, vas a tener más pereza por hacer cosas en general, vas a perder más el tiempo, te vas a sentir peor contigo mismo y no vas a saber por qué o va a ser mucho más sencillo que vayas dando más peso a malos hábitos en tu día a día.
En una mi€rda, vamos.
Después de algún día de estos, he tardado dos o tres días en volver a retomar por completo mi rutina habitual y poner de nuevo velocidad de crucero.
Así que, oye, tenlo en cuenta la próxima vez que te vayas a tirar al sofá con el Instagram o vayáis a abrir la segunda botella de vino.
Lo importante es hacer en esta vida lo que uno quiera… siendo consciente de lo que acarrea.
Nos vemos en la próxima reflexión.
O no.
P.D. si esto de la dopamina te está sonando a chino, te recomiendo un vistazo rápido a mi libro.
P.D.2: Está en la biblioteca.