Mira tu bolsillo

Espero que no haya nadie lo suficientemente joven aquí como para no saber quién es Jim Carrey.

Aunque, después de leer esto, va a ser imposible que no busque quién es. 

Ojito. 

Ayer te contaba cómo se pone objetivos una de las mentes más brillantes de la Fórmula 1. 

Pero lo de Jim Carrey es otro nivel.

Allá por lo años 80, cuando todavía no era conocido ni tenía una carrera en la industria del cine, un día se sentó en una mesa e hizo lo siguiente:

Se hizo a sí mismo un cheque de 10 millones de dólares.

Evidentemente, no tenía el dinero. No tenía el contrato que le prometiera un buen salario. No tenía tampoco los contactos que te hace augurar un futuro brillante. 

Lo único que tenía era ese cheque.

Se lo guardó en el bolsillo con el objetivo de cobrarlo algún día y lo tuvo encima cada maldito día de esos 14 años.

En 1994 consiguió el dinero suficiente como para cobrar ese cheque. 

Este es un ejemplo más de ponerte un objetivo muy loco que guíe tus pasos y, después, preocuparte por ir avanzando en el día a día para llegar ahí. 

Y, aún así, sé lo que estás pensando. 

Mañana te cuento cómo puedes hacer esto sin que “sea una flipada”.

Nos vemos en la próxima reflexión. 

O no.