Lo que se aprende comiendo

Esta es una de las lecciones que he aprendido hace poco de habérmelo montado por mi cuenta.

Racionalmente ya lo sabía. Lo sabrás tú también antes de que te lo cuente. Pero otra cosa es interiorizarlo.

Que se ilumine la idea desde dentro.

La semana pasada estuve comiendo con un amigo que está pasando por una situación que seguro que te suena. Te ha podido pasar a ti o a alguien que conoces.

Buen trabajo sobre el papel. Salario más que decente. Salud mental similar a dos simios tocando los platillos.

No está llevando bien la filosofía de la empresa, de su jefe ni de la madre que los parió a todos. Trabaja de sol a sol y se lleva la caquita a casa.

Bueno.

Me estaba contando que se lo quiere montar por su cuenta y tener todo aquello que no puede: libertad de decisión y horario.

Trabajará como un gilip**** igual. Pero con sus normas.

Me preguntaba cómo me iba a mí. Qué proceso estaba pasando desde que dejé mi “trono” y decidí salir Más allá del muro.

Os voy a contar la idea que se me iluminó mientras hablábamos:

Esto que parece una obviedad o una tontería, le da un sentido a la vida increíble.

El caso más reciente. Un ejemplo muy terrenal pero que te ayudará a entender el concepto:

Llevo 20 días en una formación de tres meses. Ayer, cerré un contrato con otro alumno que ha convertido mi inversión de la formación en un (casi) x2.

Fui a aprender y me llevé un cliente. Y un dinerito fresssco como una lechuga.

Te quería contar esto por si estás pasando por el mismo proceso que mi amigo. También por si ya tienes algo montado y no estás con esa mentalidad de tigre. Y porque me da la gana. La verdad.

Con esto, me despido.

Si quieres aprender a rentabilizar formaciones en menos de un mes, pues oye.

Es por aquí.

Chao!

_{P.D: reenvíale el correo a quien le pueda venir bien.}