La china de la sauna

Y cómo estorbar a la competencia

No todos los clientes son bien recibidos. Y esto lo aprendí con “la china de la sauna”. 

Hace unos meses, uno de mis compañeros de trabajo puso un mensaje en el grupo que tenemos advirtiendo de lo siguiente: 

Ojo con esta muchacha. Tiene pinta de que va a dar problemas con la normativa. Le he explicado 4 veces que no se puede entrenar con vaqueros ni acceder a la sauna con ropa de entrenar.

El muchacho escribió muchas cosas, pero así nos vale para la historia. 

Bien, pues a las 4 horas apareció en la sauna del gimnasio con su hija (a la que nos dimos cuenta más tarde que había colado). 

Es una sauna mixta, por lo que es obligatorio ir con ropa de baño y chanclas. 

No se puede ir desnudo. 

No se puede ir con el chándal de entrenar. 

Tu lo sabes y, ella, también. 

¿Sabes con qué ropa fue a meterse en la sauna a 100º?

Con la ropa con la que había estado entrenando una hora antes. 

Sabíamos que esto iba a pasar, así que fuimos a explicarle otra vez la normativa y, sorpresa, sorpresa… ¡Se puso a gritar y a pedir la devolución del dinero!

Ante una situación de este estilo, donde te enfrentas a una persona que tiene claramente distorsionada la relación cliente-negocio, solamente hay una solución posible:

A tomar por cul0.

En menos de dos minutos, tenía su dinero de vuelta y la había mandado a su casa con una mezcla de rabia e impotencia por no haber conseguido realmente lo que quería. 

Al día siguiente, volvió al gimnasio y nos pidió volver a apuntarse.

¿Qué habrías hecho tú?

Yo la volví a mandar a su casa sin gimnasio.

Sí, ese día perdí un cliente, pero todos ganamos paz, respeto y un ambiente más sano en el centro deportivo. 

Además, acabaría en la competencia, lo que sorprendentemente me beneficia.

A veces, perder un cliente tiene muchos más beneficios que aceptar a cualquiera.

Seguro que tú también tienes cerca a alguna china de la sauna

Deshazte de ella y, luego, me escribes y me das las gracias.

Es increíble el bienestar que produce eliminar lastre de nuestro alrededor.

El lastre de un mal cliente.


El lastre de una adicción. 

Ya sabes qué hacer con ese cliente. 

Nos vemos en la próxima reflexión. 

O no. 

P.D: puedes reenviarle el mail a aquel amigo que creas que le puede venir bien.
P.D.2: si te quedas con ganas de comentar algo, solamente tienes que darle a responder y contarme lo que quieras.