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Fin de las Reflexiones
Amigo mío, se vienen cambios en la nomenclatura y organización de la susodicha newsletter.
No, no voy a dejar de escribir. He hecho un titular de mier** como cualquier periódico online de hoy.
He pensado que, llamar Reflexiones de hombre libre a esto que hago es, cuanto menos, redundante.
¿Por qué?
Soy un hombre. Al menos, la mayor parte del tiempo.
De la máxima “Pienso, luego existo” aplicable a un ser humano, se puede sacar por deducción a la inversa que: “Existo, luego pienso”. Dejando siempre de lado asuntos más filosóficos y juicios sobre qué es pensar y qué no, claro.
El grado de libertad es totalmente subjetivo por lo que, cogiendo una escala básica, soy libre.
Así pues, con que te lleguen los correos como mi nombre y el título del texto del día, será más que suficiente. Porque simplificar siempre es bien.
Simplificar es bien en el abrigo que no usas desde hace 4 años y sigue ocupando espacio en tu armario.
Simplificar es bien en el mail que envías a tus compañeros de trabajo dando mil vueltas cuando, en tres líneas, queda clarinete.
Simplificar es bien cuando le dices a la otra persona “no me gustas” en lugar de alargar días de ghosting.
Simplificar es bien cuando paga toda la cuenta uno y los demás hacen Bizum.
Todo ventajas.
Entonces ¿por qué nos complicamos tanto la vida?
Hay varios motivos pero hoy voy a sacar uno: el miedo al fracaso.
Somos animales que huyen de la incertidumbre y que, además, tenemos un gran componente social. Es normal que, un fracaso en nuestro expediente, nos dé vértigo.
Aquí hay un punto fundamental que es pintar de fracaso un error.
Porque error y fracaso, no son lo mismo.
Un error es equivocarte en algo. Fallar en algo. Por ejemplo, implantar un nuevo sistema de ventas y que no haya funcionado bien (por el motivo que sea). Esto es una realidad y, de aquí, se pueden extraer conclusiones y formas de aprender para hacerlo mejor la siguiente vez.
El fracaso consiste en coger esa implantación y teñirla de culpa: lo he hecho todo mal, no sirvo para esto, me van a despedir… Todo este tipo de comentarios muy bonitos que nos decimos para calar más hondo.
¿Cómo no vas a tener miedo a equivocarte? ¡Si después de una cag*** estás una semana machacándote!
En Estados Unidos tienen una percepción del fracaso totalmente diferente, por ejemplo. Mientras que aquí huimos de él y nuestra gente de cerca nos lo restriega cuando alguien la ha liado, allí se “celebra”, teniendo en mente siempre que es el camino para conseguir el éxito.
Muchas cosas hacen mal los hijos de Los Estados Unidos de América, pero en este aspecto nos dan mil vueltas.
Haz las cosas más simples y, si metes la pata, toma nota y celébralo como un paso más para llegar ser la host**.
Si te suele dar miedo dar un paso en falso o sueles tener un discurso interno parecido al que he relatado, te puedo ayudar aquí.
Nos vemos en la próxima reflexión.
O no.
P.D: le puedes reenviar esto a tu amigo que está siempre con la fusta en la mano.
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