Cuando el estoicismo moderno se rompe

Es Guardia Civil y es de los que vive movidas muy chungas.

Ayer estuve con lo que podemos denominar un hombre de verdad.

Pongan la imaginación a trabajar: alto, fuerte, con rasgos marcados y unas manos que, de un bofetón, acabas hablando en arameo.

El típico que, en otra vida, tuvo que ser centurión romano o algo similar.

En esta, es Guardia Civil y es de los que vive movidas muy chungas.

Bueno, pues entre copas de vino y corderos lechales, comenzamos a hablar de lo que le costaba dormir. Que, una vez que se tumbaba, no había forma de apagar la computadora.

Como ya podréis imaginar, le saqué rápidamente lo de la luz roja y le expliqué toda la movida que os he contado a vosotros.

Me escuchó muy atentamente y me dijo que lo iba a probar, porque ya no sabía qué hacer. Así que seguimos hablando y ojito:

  • Se reventaba físicamente cada día.

  • La mayor parte del tiempo estaba expuesto a la luz solar, por lo que no hay sospechas de biorritmos cambiados.

  • No tenía RRSS ni uso del teléfono más allá del trabajo.

  • Se duchaba con agua fría siempre.

Es decir, todos los tips básicos que puedes encontrar por las redes este señor los cumplía desde siempre. Le puede dar una lección a más de un estoico de estos modernos de hoy en día y, aún así, no era capaz de dormir.

No quiero decir que el estoicismo que se vende hoy sea malo, ni muchísimo menos. Son herramientas que ayudan a construir una personalidad fuerte y, a la mayoría de las personas, les hará un favor enorme.

Partimos de la base que el 90% de la gente es una blanda.

Así que, al igual que quitándole solamente las hamburguesas a una persona que se alimenta fatal, puede perder mucho peso, estos pequeños actos pueden ayudar a muchos.

Ahora, este señor ya tiene una personalidad fuerte. Solamente hay una cosa que falta por trabajar y que, al final, demuestra que es la base de casi todo.

Le falta aprender a callar la mente. Le falta, básicamente, meditar.

Cuanto más embarrado estés. Cuantas más movidas te pasen o más estrés tengas, más importante es aprender a poner el punto muerto en tu cabeza.

Si esto te suena a cuento chino, está perfecto.

Aún así, si algún día te ves entre la espada y la pared, acuérdate de nuestro amigo. Y, al igual que él, tal vez le des una oportunidad.

El cuerpo se entrena.

La oratoria se entrena.

La venta se entrena.

El pádel se entrena.

La mente, también.

Si no tienes ni idea de por dónde empezar, la ayuda es por aquí.

Nos vemos en la próxima reflexión.

O no.

P.D: los desbarajustes horarios son causados por unas vacaciones en Las Palmas.

P.D.2: ayer saqué el vino del próximo sábado. 4€ cuesta y da bastante la talla.