Estar en la trinchera estresa del copón

Nos trasladamos a la II Guerra Mundial.

No creo que haga falta una gran introducción de este conflicto. Si bien no eres un apasionado de la historia, seguramente hayas visto unas cuantas películas al respecto.

El relato que os traigo hoy, aplica a los dos bandos. Da igual que seas un Frankfurtten o un pechopalomo americano.

Por un lado están los soldados de trinchera, que son de infantería. Estos soldados podían estar largas temporadas en las bases establecidas y, básicamente, se encargaban de custodiar el puesto.

Disparos por aquí, bombas por allá, incursiones por la derecha, retrocesos por la izquierda…

Tenían una vida con mucho ruido pero, dependiendo del momento, tenían una tasa de supervivencia relativamente alta.

Casi todos volvían a casa.

En el otro lado, tenemos a los pilotos de caza.

Un ejército lleno de Tom Cruises con gafas aviador que se subían a su avión y, cuando acababa la misión, podía llegar perfectamente la mitad del batallón.

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