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El poder de no saber (y admitirlo)
Liderar personas es un marrón. Pero hay una forma de hacerlo mucho más sencillo.
Mucho más sencillo.
Te cuento.
La primera vez que cualquier persona se pone al cargo de otras no saben muy bien cómo gestionarlo.
O bien están ahí porque hicieron muy bien el trabajo previo, o bien porque los estudios y preparación que tienen supone tener gente a su cargo.
Bien.
En este momento en el que uno está “por encima” de los demás, se da una situación extraña.
Rara.
Fuera de lo normal.
Se piensa que lo tiene que saber todo.
Que tiene que tener respuesta para cualquier casuística o pregunta que le venga por parte de su equipo. Que tiene que demostrar una seguridad plena en todas las respuestas o soluciones que da.
Jé.
Déjame decirte que es el camino más rápido para que nadie te tome en serio.
Puede que al principio todo vaya bien, pero es cuestión de tiempo que tu equipo se empiece a dar cuenta de que, en el fondo, no sabes lo que estás haciendo.
Y si llegas a ese punto, es muy complicado que puedas revertir la situación.
Mucho.
Si bien eres el jefe y eres quien debe de tomar las decisiones, no está mal que tu equipo te ayude a encontrar las respuestas cuando no las tienes. Que entiendan cuándo hay una decisión sólida y cuándo estamos experimentando o buscando.
Te resultaría increíble descubrir cómo son capaces de involucrarse en el objetivo las personas que te rodean cuando les das la posibilidad de hacerlo.
No eres Superman y no tienes que serlo.
Ahora bien, quiero dejar esta parte clara antes de concluir el mail:
No tener todas las respuestas y querer involucrar al equipo es una cosa. Estar demostrando constantemente desconocimiento o ir sin rumbo, es otra muy distinta.
Es importante mantener un equilibrio y mostrar este desconocimiento en zonas controladas o aspectos que no causen un revuelo general.
Difícil encontrar el equilibrio, ¿verdad?
Llevo prácticamente toda mi carrera profesional liderando gente y hoy es una de mis fortalezas más destacables.
Si estás al frente de un equipo y no sabes cómo afrontar este paso de involucrar a las personas en el proyecto y “desendiosarte” para poder progresar, respóndeme al correo.
Nos vemos en la próxima reflexión.
O no.