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El Imperio Romano en tu vida profesional (I)
Hace poco se hizo viral la afirmación de que la mayoría de los hombres pensaba a diario en el Imperio Romano.
No sé si a ti te pasará, pero seas hombre o mujer, te traigo una serie de lecciones que podemos sacar del Imperio Romano y aterrizarlas en nuestro propio negocio o vida profesional:
Vamos con la de hoy:
Todos sabemos quién es Julio César.
Podrás saber más o menos de su historia, de lo que hizo y de por qué su nombre ha perdurado hasta el día de hoy, pero para la historia de hoy te hace falta saber lo siguiente: era un general muy hábil, gobernador de la Galia y con un ejército bastante pepino.
Y le estaban intentando hacer la cama desde Roma.
Bien, pues ante esta situación, cogió su ejército y se fue directo a la capital a iniciar una guerra civil.
De camino, tendría que cruzar el río Rubicón. Al cruzar este río, no habría vuelta atrás. Solamente traspasarlo era una declaración de guerra.
“Alea iacta est” (La suerte está echada) - soltó el máquina, antes de cruzar con sus miles de soldados.
Después de esto, se acabó convirtiendo en el dictador absoluto de toda Roma.
Hablando ya de tu vida profesional o de tu negocio, ¿cuántas veces no te has encontrado en esta situación? Implantar algo nuevo, lanzar un nuevo producto o pivotar en la estrategia de tu empresa que puede conllevar el éxito… o la pérdida de clientes o dinero.
César lo tenía claro: un buen imperio no se construye sin atreverse.
Esto no quiere decir que vayas haciendo el loco por ahí.
Julio César tenía un ejército fiel y poderoso, era un estratega magnífico y contaba con una estrategia clara para poder hacerse con la victoria.
En tu caso, deberás hacerte con los “soldados” necesarios para afrontar los cambios que necesitas… sabiendo siempre que nunca tendrás todas las respuestas ni el camino asegurado al 100%.
Así que ya sabes, hazte con un buen ejército y, cuando lo tengas, lánzate sin miramientos a por la victoria. Quedarte esperando solamente hará que cojas polvo.
Nos vemos en la próxima reflexión.
O no.
P.D: mañana traigo el “divide y venderás”. Ojito.