Cuando la mermelada te supera

Atento porque hoy vengo con un tarro de mermelada para dejarte dos poderosas lecciones.

Bueno, un tarro no. 

24 para ser exactos. 

¿Sabes lo que es la paradoja de la elección?

Se puede ver muy bien en este experimento que montaron en una tienda gourmet con mermelada. 

Hicieron dos sesiones de venta diferentes. En ambas, podías ir y probar todos los sabores y, a la hora de comprar alguna, tenías un descuento adicional.

Por un lado, pusieron 24 tipos de mermelada distintas. 

Si te gusta la mermelada de fresa, seguramente podrías elegir entre fresas ácidas, sin azúcar añadido o fresas que han sido masajeadas por un monje tibetano antes de ser espachurradas.

Por otro, solamente 6 sabores distintos. 

Aquí, si no tienen de fresa, pues chao.

Ya sabéis qué tienda vendió más, ¿verdad?

Cuando pusieron 24 mermeladas, solamente compró el 3% de la gente que entró. 

Cuando pusieron 6, el 31%.

27 puntos más de diferencia.

La primera lección es, que si vendes cosas, no te líes de más. Todos hemos cerrado una carta de un restaurante porque hemos colapsado ante tanto plato. 

La segunda, es una tiraera filosófica sobre la naturaleza del ser humano y la libertad… que me la guardo para mañana. 

Nos vemos en la próxima reflexión. 

O no. 

_{P.D: reenvíale esto a tu colega que tiene un restaurante con una biblia como carta, a ver si espabila.
P.D.2: un correo, una idea. Esto también es un tema importante que te contaré otro día, pero quédate con ello.
P.D.3: ¿eres el amigo que recibe esto? Pasa por aquí
P.D.4: en serio, ¿has probado a decir mermelada muchas veces?}