Cómo transformar el defecto en virtud

Y sacar beneficio en un momento.

Queremos ser diferentes pero, cuando lo somos, nos da miedo. 

¿Cómo se come eso?

Lo que te voy a contar hoy es el caso real de una panadería, pero se puede extrapolar a la vida personal de cualquiera.

A la tuya. 

Y a la de tu primo, también. 

Con el roscón en su momento prime del año, las panaderías sacan orgullosas sus propios roscones artesanales. 

Hechos por ellos mismos, vamos. 

Todo el mundo va a comprar un roscón y, durante estos días, tenemos más ofertas que tiempo disponible: en los supermercados, panaderías, cafeterías, con nata, con chocolate, tradicional, con crema…

Hay un roscón para cada persona.

Bien, pues la historia que te traigo es de una panadería que comentaba que algunas de sus clientas se quejaban por el precio excesivo del roscón: 

«Es que en Mercadona lo tienen a 7€.»

Voy a dejar de lado las diferencias de producto entre uno y otro, y voy a ir directo al grano:

Tus clientes te están atacando directamente, diciendo que tu producto es caro y sacando a relucir otro de la competencia, a pesar de que la calidad es infinitamente peor.

¿Qué harías tú?

¿Qué hacías cuando de pequeño, si tenías gafas, te llamaban gafotas? 

O gordo, si eras gordo. 

Solamente hay dos opciones: 

  1. Enfadarte / ponerte triste y dejar que te afecte. Esto te va a llevar a discutir, querer justificarte o pedir disculpas a los demás por algo que no está mal y, como consecuencia, no conseguirás arreglar el problema. 

  2. Convertir el ataque en una virtud y anular todo efecto. Si te da igual que te llamen gordo, ¿quién va a intentar llamarte gordo para hacerte daño? 

Si tienes la gran suerte de que te ataquen de manera tan directa, por favor, no dudes en usarlo a tu favor.


¿Qué es lo mejor que puede hacer la panadería? 

Imprimir un cartel bien grande publicitando los roscones artesanales que hacen y convertir lo que la gente piensa en su bandera: 

¿Te imaginas a los Reyes Magos comiendo roscón congelado del Mercadona? Yo tampoco. Tu roscón artesanal, aquí.

No solamente eliminas a todos esos haters, sino que tus ventas aumentan sí o sí.

Ahora que se han acabado las fiestas, piensa en una crítica común que te hagan a ti o a tu negocio y busca la forma de convertirla en virtud.

El cambio es abismal. 

Nos vemos en la próxima reflexión. 

O no.