Comenzamos

Al habla Adrián en ayunas. 

El mismo Adrián que hizo una barbacoa en casa para comer antes de la cena de Nochevieja. 

Genio lo llaman algunos. 

Loco, en cambio, le llaman los demás. 

La cosa es que estoy a punto de ponerme en marcha para comer otra vez y, claro, antes tengo que pasarme por aquí a mandarte tu correito diario. 

Si ayer no moriste atragantado por una uva o desangrado por la pésima calidad de la televisión hoy en día, espero que completases tu lista de propósitos para el año 2025. 

¿No lo has hecho? Hoy todavía convalida. Aprovecha, que es el momento. 

Da igual lo que te hayas planteado conseguir, me juego contigo un asado con buen vino a que, a lo largo del año, vas a tropezar unas cuantas veces antes de conseguirlo. 

Es normal. Si la vida fuera fácil, sería un rollo. 

Por eso mismo, vengo a recuperar el concepto de antifrágil que te solté el día 30. 

Momento de que vayas a leerlo si no lo has hecho.

Cuando te veas fracasando en tu propósito, recuerda que el antifrágil lo usa para evolucionar y transformarse. Seguramente no estuvieras preparado para conseguir el objetivo, pero después del bofetón, estarás algo más cerca.

¡Ah!

Y una cosa importante: apunta en un papel lo que quieres conseguir. 

No lo quemes, ni invoques a los dioses griegos para que te guíen. Simplemente tenlo a mano durante el año. 

Reléelo, vuelve a escribirlos o acuérdate de ellos cada put0 día. 

Si dejas que se te olviden, no esperes que se cumplan de la noche a la mañana. 

Nos vemos en la próxima reflexión.

O no. 

_{P.D: ¿eres tú de fijarte objetivos al año? Respóndeme si quieres y cuéntame qué sueles hacer (o por qué no te gusta).
P.D.2: si veo que es un tema que interesa, prepararé un especial de cómo establecer unos objetivos coherentes y útiles.}