Bala perdida

No decepciona esta gente. Nunca.

Ayer me salió la cotorra que llevo dentro.

Es algo que me cuesta admitir, pero la realidad es que me gusta bastante el salseo.

No el salseo programado. Ese que es televisivo y que ha fichado Televisión Española para seguir cogiendo audiencia de rebaño.

Me gusta el de mi vecino. El de un antiguo amigo que hace años que no veo. El que te hace recordar viejos tiempos.

Y es por eso por lo que tengo unos 3 / 4 “balas perdidas” en mi repertorio. 3 ó 4 personas que ya desde pequeños veíamos que apuntaban maneras. Que nadie fue capaz de reconducirlos.

Aunténticos killers de las movidas.

Siempre que tengo ocasión, pregunto por ellos. Para saber qué tal les va. Porque siempre me ofrecen una buena historia aún sin haberles visto desde hace siglos.

¿Que por qué te cuento esto?

Por tres motivos. Atiende:

  1. Si no tienes una agenda de “balas perdidas”, deberías hacértela ya y preguntar por ellos regularmente. Es como ponerle peta-zetas al Chupa-Chups.

  2. Si ya lo tienes y hay alguna historia reciente que quieras compartir… Dale al maldito botón de responder y cuéntame.

  3. Es posible que estas balas perdidas no hayan podido esquivar su destino porque no han sabido educarles en condiciones. Tal vez han querido enseñarles lo que está bien y está mal, pero no han sabido educarles realmente.
    ¿Quieres saber cuál es la diferencia?

    El psicólogo Xavier Guix habla de lo que es realmente educar. No consiste en incorporar al niño el conocimiento exterior, sino en sacar lo que ya tiene dentro.

Como esto es un mail mañanero de lunes, no te voy a contar mucho más.

Aprovecha a escucharlo tú mismo mientras paseas al perro. O vas al trabajo. O cuando te dé la gana, vamos.

Chao!

P.D: a ver esas historias de balas perdidas 😂
P.D.2: que lo de educar desde dentro lo decía Platón, pero es más difícil pillarle en un Podcast bueno últimamente.