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Así es como un anciano le gana a atletas profesionales

La historia que te voy a contar hoy es totalmente real, pero si la viésemos en una película, pensaríamos que es la típica fantasía barata de Hollywood. 

Es una bonita forma de ver que siempre hay otra forma de hacer las cosas. De tener éxito aunque las posibilidades sean ridículas. 

Esta vez, da igual el objetivo que tengas en la vida. Solamente leer esto por curiosidad merece la pena.

1983. Australia.

Una de las carreras más brutales del planeta está a punto de comenzar: la Ultramaratón de Sídney a Melbourne. Estamos hablando de 875 kilómetros corriendo sin parar durante varios días.

Allí están reunidos atletas profesionales de élite: corredores patrocinados por marcas deportivas, con equipaciones punteras y planes de entrenamiento meticulosos. Son deportistas en plena forma física, preparados y listos para afrontar lo imposible.

Y entre todos esos megadeportistas, aparece un señor de 61 años. Un pastor de 61 años. 

Con pintas de pastor, además. Ropa de granjero y botas gastadas, de haber llegado de pastorear directito a la carrera, vaya.

Cliff Young, se llamaba el figura. 

Este caballero no había corrido en una competición nunca. Ni tenía entrenador ni tenía un plan para abordar los 875 kilómetros que tenía por delante. 

Cliff corría durante días detrás de sus ovejas en su granja. 

Eso es lo que pensaba hacer.

Llega el momento de la carrera. 

Según dan el pistoletazo de salida, todo el mundo deja atrás a nuestro querido pastor.

Normal, también te digo. En lugar de correr, empezó a hacer una mezcla rara entre correr y arrastrar los pies. 

Nadie sabía cuánto le iban a pagar por la apuesta que tuvo que hacer por ir, pero esperaban que fuera suficiente. Todos estaban contando las horas para cantar la retirada del anciano. 

Hasta que llegó la noche. 

Al igual que Fernando Alonso en las 24 horas de LeMans, Cliff sacó la magia cuando todos los demás flojean. 

En lugar de irse a dormir, como todo el maldito mundo, él siguió corriendo. 

Un día tras otro. 

Hasta que cruzó la meta en primer lugar a los 5 días, 15 horas y 4 minutos, batiendo el récord mundial.

Cliff sabía que había otra forma de hacer lo que estaban haciendo todos esos deportistas. 

Porque trabajar duro está genial. Hasta que llega uno que trabaja de forma inteligente y desmonta todo lo que habías hecho hasta el momento.

Tienes que trabajar duro. Pero no te olvides de preocuparte también por hacerlo de forma inteligente. 

Porque otros lo hagan de una forma, no quiere decir que sea lo mejor.

Chao!

P.D: Sí, Cliff durmió unas pocas horas en los 5 días, no estuvo despierto todo el rato. Pero muy pocas.
P.D.2: Para pensar de otra forma, está mi otra newsletter. Mañana contamos otro caso de una empresa que hizo un movimiento diferente y hoy factura miles de millones.
P.D.3: si eres gerente, tienes un negocio o te mola solamente la vida creativa, el enlace es este.

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